Cuántas veces sufrimos por una traición, por un comportamiento injusto de alguien a quien hemos apoyado, ayudado e incluso sacrificado mucho por estar a su lado. Cuando pensamos que hay que defender a alguien de una injusticia y nos posicionamos de su lado, a pesar del precio a pagar (en ocasiones muy alto), estamos haciendo lo correcto. Pero ¿qué ocurre cuando esa persona nos traiciona, nos difama, nos acusa falsamente de actuaciones que, en realidad, son una proyección? Pues que se nos cae el mundo encima. De repente, sentimos un dolor inmenso, no entendemos cómo alguien puede transformarse en otra persona, cómo, a pesar de no esperar ni pedir nada a cambio de nuestro apoyo incondicional, nos encontramos con una situación que ni siquiera llegamos a comprender, donde se nos acusa de conductas que son una proyección total de esa persona. Cuando alguien no te dé la oportunidad de hablar, de defenderte de sus acusaciones…¡sal de ahí cuanto antes! El plan ya está trazado y no tendrás opción de defensa, ya estás condenado/a sin juicio previo.
Muchas veces hay que buscar la respuesta en las expectativas que tenemos de otros. Creemos que porque han sido víctimas de injusticias son personas que jamás cometerán una con nosotros. Craso error: son humanos como los demás. Y ahora ¿qué? Pues ahora toca analizar la situación y preguntarse: ¿cuándo empecé a ver señales de que algo no iba bien y no quise reconocerlo? ¿puede ser que me hayan utilizado? ¿he querido tener una imagen idílica de esa persona cuando, en realidad (en el mejor de los casos) era una persona normal y corriente? Probablemente haya muchos síes como respuestas a estas preguntas. Y ¿qué pasa con el resto de espectadores? Pues sencillamente, que se pondrán del lado que más les convenga, buscarán sin problema cualquier excusa para no ver lo que sucede, sino la versión que les interesa. Si alguien no te pregunta y se cree lo que otro cuente sin cotejarlo contigo, ¡enhorabuena! porque acabas de librarte de más gente que no merece la pena. No tiene nada que ver contigo, tiene que ver con las expectativas, que, a su vez, los demás tienen de ti. En el momento que empieces a poner límites, olvídate de todo lo que hayas hecho o sacrificado por alguien, ya no se acordará y pasarás a ser el enemigo. Hay una expresión que reza así :» difama que algo queda». Pues eso, que es muy fácil inventarse historias para destruir al prójimo. Si estás en esta situación, tienes dos opciones: la primera, hundirte. La segunda, gestionar tu duelo y agradecer que ese tipo de gente salga de tu vida. Esta época del año es muy buena para aligerar el equipaje y entrar en un nuevo año libre, sin lastres ni cargas que no te dejen avanzar. Tienes derecho a estar enfadado/a o triste, pero no le des poder a quien no te merece. El problema de alguien que te trata mal no es tuyo, sino de quien lo hace, así que sácalo ya de tu vida y de tu mente. Sigue adelante agradeciendo que has podido ver a esa gente tal y como es, brinda esta Nochevieja por ti, por tu liberación, por poder ver la realidad, por el año que entra y por la gente que realmente merece la pena, que son auténticos/as, que te quieren y que siempre están ahí. Brinda porque siempre sepas ser agradecido/a, porque nunca guardes rencor en tu corazón para poder avanzar y crecer como persona, porque cada año que comienza es una oportunidad para cuidar y cuidarte y porque todo pasa, nadie te hace daño eternamente y tú tienes el poder de sacar de tu vida todo lo que resulte tóxico. Quiérete, cuídate y no dejes de ser buena persona por culpa de quien no ha sabido apreciarte.
Feliz Año Nuevo, feliz vida y feliz aprendizaje.
Compártelo: