Las personas tóxicas

Sin duda todos y todas conocemos a personas tóxicas. Lo mejor es alejarse lo más posible de ellas, aunque no siempre es posible. ¿Qué ocurre cuando la persona tóxica es un/a compañero/a de trabajo? Pues que hay que buscar otras alternativas. Una de ellas, sin duda la mejor, es hacer trabajo personal de forma que lo que diga no nos afecte. Si aun así, sus actos o palabras tienen poder sobre la situación, deberemos ser asertivos. No podemos dejar que nos difame gratuitamente. Hay que exigir pruebas para sus acusaciones y mantenernos firmes en nuestra posición. Seguro intentará distraer la atención, incluso con ataques personales, pero no lo permitiremos, siempre tenemos la opción de contestar: «bien, es tu opinión sobre mí que no comparto, pero ese no es el tema de discusión». Hay que aprender a poner límites si no queremos que acaben con nuestra autoestima. Detrás de cada ataque hay un motivo, la clave está en conocerlo. Si el motivo es la envidia, entonces no dejaremos que consiga su objetivo, no nos ofenderemos, sino que le recordaremos que una opinión no es una realidad objetiva y que, en cualquier caso, no nos interesa. Desgraciadamente, hay demasiadas personas tóxicas, así que, como es imposible evitarlas a todas, lo mejor es aprender a que su toxicidad no tenga efecto en nosotros/as.